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  • Writer's pictureGonzalo Jaloma MPBE

Sobre las Emociones - Capítulo II

Método de sanación para la Mente Subconsciente

Lo que es más relevante de mi experiencia a lo largo de años de práctica meditativa, es la manera en que he aprendido a salir de estados depresivos y sanar regiones de mi mente subconsciente, a continuación describiré el procedimiento que he seguido para lograrlo:

· Lo que es necesario hacer primero es que reconozcas que la emoción y los pensamientos que estás albergando te están afligiendo, están debilitando tu salud, bloqueando tu capacidad de gozo y te están generando conflictos contigo mismo y con la gente alrededor de ti, especialmente porque en el estado mental en el que te encuentras existe una fuerte tendencia a proyectar la causa hacia fuera. En tal estado de vulnerabilidad encontramos personas culpables o condiciones adversas a las que responsabilizamos por nuestro estado actual, usando a estas personas y eventos como argumentos para justificar y alimentar la emoción aflictiva.

· Una vez que has reconocido y admitido la emoción aflictiva, ya sea si esta es enojo, tristeza o miedo, el siguiente paso es ubicar la sensación dolorosa que se manifiesta en tu cuerpo junto con la emoción aflictiva. Esta sensación dolorosa es la raíz y la verdadera causa de tu conflicto. La emoción aflictiva es el síntoma, pero la causa es el dolor o sensación incómoda en tu cuerpo que estás experimentando, el dolor es al que estás reactuando y rechazando violentamente, pero estás atrapado en un círculo vicioso por toda la serie de juicios y argumentos en tu mente con la que justificas tu reacción emocional.

· Lo siguiente que necesitas hacer es lograr silenciar todas la voces de conflicto al interior de tu mente que justifican tu emoción aflictiva. Es aquí donde la meditación es extremadamente útil. Necesitas aprender a respirar lenta y profundamente, sostener una respiración lenta y profunda durante varios minutos hasta que tus músculos se hayan relajado y los pensamientos de conflicto se hayan silenciado. Cuando logras acallar las voces que te conflictúan lo que va resaltar a tu conciencia es el dolor, la sensación dolorosa; mientras ésta esté presente respira lenta y profundamente, imagina que cada respiración profunda es como un bálsamo curativo que aplicas sobre la zona de tu cuerpo donde está localizada la sensación dolorosa.

· Adentrándonos a la mente subconsciente

La siguiente parte del método de sanación es de características distintas porque a partir de este punto nos adentraremos en la mente subconsciente o a la región de tu mente que no está directamente relacionada con los órganos de los sentidos y con el momento presente; sino que está más directamente relacionada con los instintos, los recuerdos, los sentimientos, las impresiones, las imágenes, los sueños, la imaginación, el futuro, la intuición, todos los aspectos de un carácter irracional, pero que son tremendamente potentes para crear un estado de ánimo y generar emociones. Usando una metáfora: la mente consciente es como la orilla de la playa, pero la mente subconsciente es en contraste, tan vasto como el océano; seguramente también habrás oído la metáfora de que la mente consciente es apenas la punta del iceberg y la mente subconsciente es todo el cuerpo restante que yace debajo de la superficie y que no es aparente a la vista.

· Entonces una vez que acallaste las voces de conflicto en tu mente y que la sensación dolorosa se ha hecho evidente a tu conciencia, continúa respirando y mantente en contacto con la sensación dolorosa, eventualmente ésta va a detonar un recuerdo. En mi caso personal, uno de los primeros eventos traumáticos que recordé fue en una ocasión en la que yo tenía siete años, apenas comenzaba a cursar el primer año de primaria, usualmente mi Mamá pasaba por mí al terminar las clases, pero ése día mi Abuelo fue en su lugar; al pie de la puerta de la escuela él me gritó: -¡Hijo, ven acá!- Una vez que me reuní con él no volvió a emitir palabra, solo se remitió a guiarme a su casa. Mientras caminábamos él no me decía nada, pero su gesto y su actitud hacia mí me decían que lo estaba haciendo de muy mala gana; tanto así lo sentí, que en algún momento del trayecto sentí ganas de separarme de él y caminar sólo hacia mi casa, me sentía muy aturdido por su actitud. Percibí a mi Abuelo tan malhumorado que no tuve el valor de preguntarle por qué no había ido mi Mamá por mi y por qué no podía irme yo solo a mi casa; un sentimiento de impotencia y de profunda tristeza me invadieron, pero no tuve a nadie a quién expresárselos, así que tuve que reprimirlos, pensando que estaba siendo yo “muy valiente y muy obediente” al hacerlo. Mi Abuelo nunca me dijo tampoco por qué le molestó tanto tener que comenzar a recogerme de la escuela, de hecho casi nunca hablaba, se la pasaba sentado en su sillón leyendo libros, evitando contacto visual con las personas que ocupaban el mismo cuarto, cuando emitía enunciados lo así gritando y vociferando para que sus exigencias fueran cumplidas. Así fue mi rutina de salida de la escuela hacia la casa de mis Abuelos durante varios años. Este fue una de mis primeras experiencias de Herencia Transgeneracional, recuerda que es una transmisión subconsciente donde los adultos les muestran a los niños con qué actitud se resuelven los eventos dolorosos e incómodos y ya te describí qué tipo de actitud me inculcó mi Abuelo con su ejemplo.

· Durante mi niñez tardía, adolescencia y etapa adulta temprana llegué a sentirme profundamente triste en recurrentes ocasiones sin saber por qué, tenía ganas de llorar pero algo que no podía explicar me detenía, para distraerme de estos sentimientos decidí aprender a tocar la guitarra, pasar horas mirando la televisión, eventualmente tuve oportunidad de probar el alcohol y varias drogas recreativas, establecer mis primeras relaciones románticas y relaciones sexuales y demás actividades a las que un adolescente y adulto joven puede tener acceso además de la escuela y el trabajo, sin embargo; algo me impedía disfrutarlas plenamente y cuando no me encontraba realizando ninguna de estas actividades la misma emoción de impotencia, ansiedad y tristeza se hacían presentes.

· No fue sino hasta en años recientes que pude relacionar mi sentimientos de profunda tristeza con aquellas interacciones con mi Abuelo durante la niñez. Finalmente pude llorar y lamentar estos eventos sin inhibiciones, durante el llanto y el sollozo me sentía yo como si tuviera 7 años nuevamente, solo que en esta ocasión sí fui capaz de dar expresión a la emoción congruente al dolor que me causó verme separado de mi Madre y mi hogar y tener que entrar al régimen de severa disciplina de mi Abuelo. También es muy importante decir que no culpo ni resiento a mi Abuelo, ahora puedo ver claramente que él simplemente hizo lo que sus progenitores le enseñaron a hacer subconscientemente en una situación así, probablemente él también sintió mucho dolor y molestia cuando su rutina fue perturbada por su obligación hacia su nieto, sin embargo, no supo cómo expresar su malestar tampoco, solo pudo protestar a través de su mal humor y sus malos tratos, que fue lo que aprendió de su Papá, mi Bisabuelo.

· Así que necesitamos adentrarnos al subconsciente para sanar las heridas. Necesitas entrar en contacto directo con el dolor y la emoción en lo profundo de tu cuerpo, sin interferencias de pensamientos donde proyectamos la responsabilidad de nuestro dolor a agentes externos. Cuando logras contactar con la sensación de dolor directamente en silencio por suficiente tiempo, eventualmente ésta te conectará con el recuerdo del evento traumático y con la emoción que en su momento reprimiste o que disimulaste para evitar que te rechazaran o te juzgaran. Cuando veas el recuerdo del evento lúcidamente y la emoción congruente aflore date permiso de expresarla: llorando, pataleando, berreando, sollozando, sin inhibiciones, eso es lo que realmente cura y reestablece el equilibrio emocional y mental. Por eso es muy importante que lo hagas en un ambiente seguro y donde nadie te juzgue, especialmente importante que tú hayas silenciado todas las voces de juicio en tu propia mente, que en realidad son éstas voces las que realmente te detienen de dar expresión congruente a todos los eventos dolorosos que experimentas.

· La consecuencia de retrasar el desahogo y el consuelo es que harás que la emoción aflictiva comience a manifestarse crónicamente sin tú entender por qué, además de que estarás constelando o produciendo subconscientemente la misma situación de conflicto una y otra vez; con distintos actores quizá, pero el resultado siempre será el mismo, tu herida permanecerá sin ser atendida, ni sanada. Sí, inducir esta regresión será extremadamente doloroso, pero si logras realizar el proceso de sanación con efectividad, será la última vez que tengas que revivir esta experiencia dolorosa y podrás progresar a la siguiente etapa evolutiva de tu existencia.

Para terminar este capítulo quiero compartir con ustedes un diagrama que describe la interacción e interconexión de dos realidades: La Realidad Física – Mente Consciente y la Realidad Metafísica – Mente Subconsciente, unidas por La Dimensión de la Eternidad y la Infinitud. En un próximo capítulo daré una interpretación más amplia a este diagrama, por el momento te lo comparto para que lo mires, analices e interpretes bajo tu propio criterio.

¡Hasta pronto!



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